Ante el anuncio de la compañía Luft Hansa, en el verano de 1929, de volar desde Berlín a Tenerife, el Cabildo Insular opta por habilitar un aeródromo provisional para atender ese vuelo. La premura de tiempo aconseja utilizar el llano de Los Rodeos, donde el cabildo acondiciona una superficie de 17 hectáreas, que arrienda para la ocasión. Las obras se concluyen a finales del verano, pero la llegada del avión de Luft Hansa deberá esperar: una avería obliga al aparato a regresar desde Sevilla a Berlín cuando se proponía seguir su vuelo hasta Tenerife. Un segundo intento de la compañía alemana se realiza en el mes de diciembre. El día 5 el avión Arado VI despega de Sevilla, procedente de Berlín, rumbo a Tenerife.
Durante algunos años el Cabildo Insular mantendrá la incertidumbre acerca de la ubicación del aeropuerto. En 1930 solicita al Gobierno la declaración de aeropuerto nacional para el campo de Los Rodeos, así como para los terrenos inmediatos a la bahía de Los Cristianos, ofreciendo el puerto de Santa Cruz de Tenerife como aeropuerto provisional en tanto se realizan las obras necesarias. La Real Orden de 14 de mayo de 1930 aprueba la designación de aeropuertos nacionales del campo de Los Rodeos y de la bahía de Los Cristianos, pero se deniega la declaración de aeropuerto nacional del puerto marítimo de Santa Cruz.
En 1936 el cabildo comienza las obras de mejora del campo de Los Rodeos, que cuenta por entonces con una superficie de 43 hectáreas. Tras el paréntesis que supuso la guerra civil, el aeropuerto se reabre al tráfico el 23 de enero de 1941, con la llegada de un avión Dragon Rapide de la compañía Iberia procedente de Gando. En verano se inicia la construcción del edificio terminal de pasajeros y de un hangar para aeronaves, obras que concluyen en 1943.
A lo largo de 1945 se construye la pista de vuelo pavimentada. El 3 de mayo de 1946 una orden ministerial abre oficialmente al tráfico el aeropuerto y un decreto del 12 de julio lo califica como aeropuerto aduanero abierto a todo tipo de tráfico nacional e internacional.
En el año 1949, el aeropuerto comienza a disponer de un gonio y una manga de viento como ayudas a la navegación, a los que se añade en ese año la iluminación de borde pista y un servicio de radio tierra-aire. El aeropuerto se encuentra preparado desde entonces para las operaciones nocturnas.
La declaración de urgencia de las obras de construcción del acceso, en todos sus tramos, que va del aeropuerto a Santa Cruz de Tenerife, da solución a las dificultades que hasta esa fecha suponía acceder al aeropuerto.
A pesar de las obras realizadas en Los Rodeos, el cabildo es consciente de los inconvenientes de su ubicación y de la frecuente presencia de brumas y niebla. Además, la puesta en servicio de los reactores DC-8 en 1962 obliga a las autoridades locales a adoptar una decisión definitiva sobre el futuro de Los Rodeos. La solución más inmediata y económica sigue siendo Los Rodeos, por lo que se aprueba la ampliación de la pista y la instalación de las ayudas a la navegación necesarias. Las obras del campo de vuelos se inician en otoño de 1964; un año después, se acomete la construcción de una nueva torre de control y la ampliación del estacionamiento de aeronaves.
La construcción de la pista 12-30 obliga a canalizar el Barranco del Rodeo, de manera que se soluciona el problema de las inundaciones que periódicamente sufría el aeropuerto. En 1971 se refuerza la pista para poder atender las necesidades de los nuevos Boeing 747 y se instala un sistema de aterrizaje por instrumentos ILS.
En 1978 las autoridades aeroportuarias deciden cerrar al tráfico internacional el aeropuerto de Los Rodeos ―que pasa a utilizarse sólo para vuelos nacionales e interinsulares― y construir un nuevo aeropuerto en el sur de la isla.
En 2002 entra en funcionamiento un nuevo terminal de pasajeros que responde a las crecientes demandas del tráfico aéreo. Actualmente el aeropuerto tiene conexiones con numerosos destinos nacionales e internacionales y se ha consolidado como puerta de entrada a la isla.