Los inicios de la aeronáutica en Burgos se remontan a las primeras décadas del siglo XX, cuando se estableció como escala de las rutas aéreas que unirían el norte y el sur peninsular.  Los enclaves de Gamonal y Villafría fueron los elegidos como aeródromos para dar acogida a aquellos primitivos aviones que los utilizaron para sus intrépidos despegues y aterrizajes.

En los años cuarenta y sesenta,  Burgos de nuevo asume protagonismo aeronáutico como sede de formación de muchos jóvenes que realizaron allí sus primeras experiencias de vuelo, al establecerse como sede de la Milicia Aérea Universitaria.

Hoy día, Burgos cuenta con un moderno aeropuerto, dotado de todos los servicios y facilidades, y  que, sin duda, contribuirá no sólo a su proyección nacional e internacional, sino a un desarrollo prometedor de la ciudad y la región.

Este libro que recoge con todo tipo de detalle todos los hitos, anécdotas y datos de la historia de sus aeropuertos, viene oportunamente a publicarse ahora, cuando en breve se rendirá un homenaje a aquel insigne burgalés, Diego Marín Aguilera, que eligió el castillo de Coruña del Conde para intentar surcar los cielos con su artilugio volador, inspirado en el vuelo de las aves.

Un nuevo ejemplar de esta colección con la que Aena pretende recoger la historia de todos y cada uno de los aeropuertos españoles,  unas infraestructuras imprescindibles para la comunicación entre los pueblos  y el progreso económico de las naciones.