La naturaleza de Lleida, enriquecida por el hombre medieval con el valiosísimo conjunto de iglesias del románico del Vall de Boi, es abrumadora se mire para donde se mire: al sur, la feraz huerta de la vega del Segre; al norte, el Pirineo y los valles prepirenaicos; y, como guinda el Parque Nacional de Aiguëstortes.